Sobre la paramera, protegido por una pequeña hondonada, se halla el municipio de Calabazas.
Sobresale entre todas las casas la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una gran obra gótica que quedó sin terminar (ver monumentos). A la salida del pueblo está la ermita de San Roque, un sencillo humilladero del siglo XVII.
En los alrededores del pueblo podemos ver variedad de paisajes: cultivos de huerta en las zonas más bajas y húmedas; cultivos de secano en las planicies y en las culminaciones planas de las parameras; bosques de quejigo en las laderas con sustrato, y plantas aromáticas (tomillo, lavanda, salvia, mejorana…) en los suelos pedregosos. Es fácil ver por estos terrenos cogujadas, alondras, perdices y otras aves esteparias.
Es obligado destacar la existencia de pequeños rodales e hileras de olmos, testimonio de un pasado anterior a la extensión de la “grafiosis” que diezmó la superficie antaño ocupada por esta especie. Agrupaciones de olmos altamente amenazados aparecen a los lados de la carretera que lleva a El Vivar de Fuentidueña (ver espacios naturales). También se encuentran islas de olmos entre los cultivos de cereal.
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