Iglesia románica que conserva los canecillos y la portada de la fachada sur. Ahora la entrada se hace por una puerta situada a poniente, protegida por un pequeño pórtico relativamente moderno.

En sus orígenes el edificio fue concebido sin torre, solo tenía una espadaña, que ahora es la pared oeste de la torre del campanario.

En el interior destaca el retablo mayor neoclásico de piedra caliza blanca, que junto con el de El Caserío de San José son los dos únicos de estas características en la Comunidad.

En los años 80, en Nochebuena, al salir de misa el tejado de la misma se vino abajo. No hubo que lamentar daños humanos, pero la reconstrucción de la misma hizo que ahora presente un aspecto más moderno.