Los habitantes de este pueblo, en otro tiempo, buscaron los firmes rocosos de la ladera para asentar sus viviendas, pues la abundancia de agua convertía esta zona en pantanosa. Por ello, fuentes históricas apuntan a que este municipio padecía de reumas y otras enfermedades propiciadas por el exceso de humedad.
Aún cuenta Aldeasoña, con varios arroyos y múltiples fuentes, como la de la Noria y la del Piojo.
El arroyo de la Hoz, que discurre a nuestro lado, es el más importante, y antaño movía las ruedas de un molino harinero, reconvertido en casa.
Los lavaderos de este pueblo son peculiares, pues a diferencia de los del resto, que poseen tablas corridas, se componen de 34 tablas individuales.
Cerca de aquí, en dirección a Fuentesaúco, se encuentran los lavaderos viejos, que se nutren del arroyo Pelayos, que vierte al de la Hoz.
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